Miguel
Ángel Morales comparte esta semana su punto de vista sobre el
desprestigio premeditado y orquestado de la Sanidad Pública
extremeña.
Por
Miguel Ángel Morales

Nada
nos hace más justos ante el futuro que tener la
misma seguridad en el presente. Cada familia aspira a
estar protegida en materias tan esenciales como la sanidad y la
educación. Si no apostamos por esos pilares sucederá lo que ya está
pasando hoy: la desigualdad crece y cada vez hay más pobres
que hacen más ricos a los ricos. Retrocedemos a una España
del siglo pasado; allí nos está llevando la dictadura de los
mercados y su brazo ejecutor, el PP de Monago y Rajoy.
Si
uno creyera en la honestidad del que piensa diferente, la
derecha gobernante, esperaría de ellos un discurso contrario, pero
honesto. Nos dirían que creen en una sanidad privada, en la
reducción del Estado y en la competitividad del individuo para que,
según ellos, ganen los mejores. Pero no es así, los
hijos de la buena estirpe hacen de la opacidad y el
negocio su estrategia y su dogma. Comenzó con una campaña contra
los trabajadores públicos y continúa con el desmantelamiento
sostenido de la sanidad, la educación, la dependencia, la
cultura…
En
la provincia de Cáceres estamos asistiendo día a
día a la corrosión de nuestros hospitales públicos, con
una política premeditada que persigue el desahucio
y el desprestigio de la sanidad pública, con el propósito
de justificar el negocio privado en el ámbito de la salud.
El personal
sanitario, héroes auténticos y silenciosos de la cotidianidad
de los hospitales públicos de nuestra provincia, no puede más. Cada
vez son menos, con menos medios, con máquinas rotas y sin capacidad
de reacción ante la demanda ciudadana. Ellos mismos piden a gritos
que denunciemos la calumnia política a la que están
sometidos por obra y gracia de Monago.
El
PP quiere hacer
negocio a costa de la salud de los cacereños.
Aumentan las listas de espera, desabastecen los hospitales y derivan
al ámbito privado consultas e intervenciones, porque en los
centros públicos ya no dan abasto con tanto recorte de personal y de
material. Con ello, el PP intenta convencer a la población que la
sanidad pública es ineficaz e insostenible y que pagando todo tiene
solución. Los socialistas no nos oponemos a la sanidad privada, pero
nuestra preocupación y trabajo es garantizar
que la totalidad de la ciudadanía tenga acceso a una sanidad
pública, universal, gratuita y de calidad,
que garantice la igualdad entre quien tiene recursos y quien no los
tiene.
Así
pues, devolver la Sanidad Extremeña al lugar que ocupaba con Ibarra
y Fernández Vara,
es una obligación
moral y real para
los socialistas, porque si no garantizamos una protección
sanitaria universal y de calidad, nuestra
democracia no habrá servido para nada.
La
medicina de las igualas la quitamos hace
décadas, no permitiremos que, con otro disfraz, la devuelva Monago.
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